Decenas de explotaciones cierran cada mes, y para sobrevivir hay que
buscar nuevas alternativas de negocio. Es lo que han hecho dos hermanos
vallisoletanos: han montado la primera vaquería ecológica de la Comunidad.
Tienen más gastos pero, de momento, el negocio funciona.
Las
terneras se crían de forma ecológica. Se alimentan de los pastos, de forma
natural. Ni siquiera se emplean productos artificiales para el mantenimiento de
los prados. Y si faltan pasatos, paja regada con suero de leche.
Los
medicamentos están prohibidos. Si fuera necesario, antes de los antibióticos se
recurriría a la homeopatía o la fitoterapia.
Un animal así produce la
mitad de leche, pero lo que importa no es la cantidad, sino la calidad.
Desde
la Organización Colegial Naturopática FENACO nos ponemos a disposición de los titulares de la vaqueria ecológica para
el asesoramiento que crean oportuno, ya que esta iniciativa va a repercutir
directamente en la salud general.